Tener disciplina en un entorno deportivo es, incluso más difícil que en cualquier otro ámbito, a pesar de que los resultados son muy beneficiosos y eso lo saben los que acuden por tus servicios, por eso, motivarlos y cultivar la autodisciplina no solamente hace personas más felices a largo plazo, sino que te permite desarrollar alumnos con autocontrol y esto se verá reflejado en el flujo de tu caja. Estos son los 10 consejos que tenemos para sugerirte que motives a tus alumnos.
Como instructor, eres consciente que crear disciplina es una constante de analizar qué le hace daño al cuerpo. Ahora bien, trabajar la disciplina es una labor de mente y cuerpo y eso es lo que tus alumnos deben tener presente todo el tiempo.
Para lograr una mejor disciplina solamente hace falta que identifiques qué es lo que te desvía de lo que quieres. En este caso será necesario que les preguntes cuál es su mayor limitación a la hora de acudir a sus entrenamientos. Esto será útil para que los conozcas, pero a la vez para que les ayudes a atacar su falta de disciplina.
Reconocer qué es lo que lleva a tus alumnos a la indisciplina les permitirá ser conscientes de la necesidad de ser másdsciplinados.
Fuera de la vista, fuera de la mente. Actualmente hay muchas distracciones que impiden que tus alumnos acudan a sus entrenamientos, por eso es importante que les sugieras el uso moderado de plataformas digitales y de otro tipo de herramientas adictivas que llevan a la pérdida de tiempo.
Compromételos y motívalos con el uso de elementos que les ayuden a tener más disciplina, como la lectura de un libro de la temática que les interese o una tarea que requiera dedicar cierto tiempo y que desvíe su atención de los desencadenantes de indisciplina.
Ayúdales a tener un propósito, de modo que todo lo que haga para ayudarle esté enfocado en cumplirlo. Si no contribuye con esto, será necesario que optes por otro camino.
El propósito es claro y todas las acciones que tu alumno lleve a cabo deberán tener el objetivo de alcanzarlo, por eso es necesario, que más allá de crear rutinas muy exigentes que los comprometa bajo obligación, creen planes de trabajo enfocadas en el cumplimiento del propósito a partir de una motivación personal en la que tú debes ser una ficha clave.
¿Cuál es el plan? ¿Lo conoces? Si bien, en muchos casos se cree que luego de tener la motivación el cómo viene por añadidura sí es necesario establecer rutinas y patrones de comportamiento específicos que contribuyan con el propósito.
En ocasiones es incluso necesario crear horarios de trabajo específico. Recuerda que está comprobado que después de 21 días de repetición de la misma tarea, el cerebro asimila la rutina como un deber ser y en adelante resultará más fácil intensificarla o seguirla de igual forma.
Tampoco logras mucho si llamas a tu alumno a levantarlo todas las mañanas a la misma hora. Será necesario que lo incentives a que cumpla rutinas bajo su autodisciplina. Ayúdale con objetivos diarios específicos para que empiece por pequeñas metas que le ayudarán a conseguir su propósito. Recuerda que todo parte del cambio de pequeñas rutinas.
Lograr autodisciplina no es fácil, entre otras cosas, porque lo que se pretende cambiar es un comportamiento que viene practicándose desde hace mucho tiempo, por eso es necesario que empieces motivándolo con pequeños cambios y que estés siempre abierto al diálogo para ver en qué falló y en qué sobresalió.
No te desalientes si no ves resultados rápidos. Recuerda que la disciplina en un área específica es cuestión de repetición y por eso llevará tiempo. Para que esta labor de acompañamiento no parezca imposible, te recomendamos dividir las grandes tareas en partes pequeñas, de manera que todo sea lograble.
Las metas demasiado ambiciosas casi nunca se cumplen cuando empiezas tus retos de disciplina, por eso es importante que mantengas objetivos reales para no generar en tus alumnos frustración y baja reciliencia.
Lo más importante es que les enseñes a afrontar sus quebrantos de una buena manera y mantenerlos motivados mediante retos minúsculos, fáciles de cumplir, pero que los haga sentir que al haberlos culminado, terminaron de subir un escalón que los acerca a su propósito. Agrega cada vez más objetivos pequeños, siempre que sea posible y que no resulte una sobrecarga.
Luego de 21 días, evalúa si tu alumno logró el resultado o si la irrupción constante de sus pequeñas metas es una manifestación de su falta de disciplina y aún no puede enfrentarse a rutinas de entrenamiento específicas.
Hazle saber a tus alumnos que cambiar pequeñas prácticas dañinas es el principio de una buena disciplina, por eso motívalos a que lleven una alimentación sana, a que se acuesten todos los días a la misma hora, que llamen a una persona específica o que limpien su desorden antes de ejecutar cierta acción.
Al lograr pequeñas prácticas, tu alumno estará listo para alcanzar objetivos grandes. Siempre será necesario que tus alumnos sean conscientes de que la disciplina, más temprano que tarde vence a la inteligencia y la inteligencia es vencida por la indisciplina.
Dale lo que más le guste como recompensa, incluso si resulta un retroceso pequeño; si tu alumno tenía como propósito alimentarse bien, prémialo con algo que le gusta. Esto le permitirá saber que está cometiendo un error, pero que de vez en cuando lo merece y que puede resarcirlo mediante más disciplina; de este modo la exigencia aumentará cada vez más y tendrás alumnos disciplinados y motivados a la vez.
Siempre muestra casos de éxito de disciplina deportiva y ojalá que les permitas tener contacto personal con ellos para que vean que todo es una cuestión de propósito.