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Cada vez más, la especialización y variedad de servicios son aspectos imprescindibles a la hora de crear o desarrollar un negocio con éxito, sea cual sea el sector al que pertenezca.
Ante la amplitud y diversificación de la oferta, para ser competitivos hay que ofrecer a los clientes un valor añadido.
En el sector deportivo y fitness, esto se traduce principalmente en atendimiento, seguimiento y apoyo personalizado.
Por ello, tanto el personal dedicado al entrenamiento personal como el formado en coaching deportivo acaban por ser dos figuras cada vez más demandadas y valoradas.
El término coaching, que se ha popularizado enormemente en los últimos años, viene del inglés y significa entrenamiento, pero ello no implica que sea lo mismo hablar de coaching deportivo que de entrenamiento personal, sino que ambas prácticas, relacionadas con el ejercicio físico, tienen usos diferenciados y, a su vez, pueden complementarse.
El coaching es un método específico que se basa en crear y ejercitar nuevos hábitos con el fin de que las personas obtengan mejores resultados en sus propósitos.
En el ámbito del deporte, a muchas personas les ocurre que quieren empezar y engancharse a una actividad física, perder peso, ganar masa muscular o entablar mejores relaciones entre los jugadores de un equipo.
Sin embargo, les resulta difícil mantener la constancia del entrenamiento, resistir en los momentos más duros o lograr relaciones interpersonales sanas, que les permitan un crecimiento conjunto en un equipo.
El coaching deportivo apunta precisamente a superar esas dificultades a partir del autoconocimiento, el reconocimiento de las propias resistencias, y de las capacidades y las herramientas internas que permiten enfrentar dichas barreras.
Además, esto puede ir variando a medida que se avanza en la incorporación de nuevos hábitos, prácticas deportivas o modos de relacionarse.
Si bien emplea conocimientos y estrategias de la psicología tradicional, un profesional del coaching deportivo no realiza una terapia psicológica.
Sino que facilita el aprendizaje continuo sobre las emociones de las personas, las limitaciones y posibilidades de su cuerpo, y la capacidad de superación individual o grupal.
Por el otro lado, el entrenamiento personal consiste en un método que adapta el ejercicio físico a las características de cada persona.
Los entrenadores personales proponen series de ejercicios, rutinas e incluso planes alimenticios en función del tiempo dedicado a la actividad, del estado físico y de los objetivos de cada persona.
Por lo tanto, una rutina de entrenamiento personal se puede enfocar en trabajar habilidades específicas, como fortalecer un área muscular determinada, aumentar la resistencia a largo plazo o hacer ejercicios para flexibilizar ciertas partes del cuerpo, siempre utilizando las fortalezas de la persona a su favor.
Esto hace que el tiempo invertido en realizar actividad física sea mucho más productivo.
Si bien es recomendable en todos los casos, el entrenamiento personal es particularmente útil si es la primera vez que se realiza actividad física o si la persona no ha hecho ejercicio en mucho tiempo.
Los entrenadores personales ofrecen información sobre qué ejercicios son los más indicados para empezar y de qué modo pueden complejizarse o aumentar en intensidad.
Así como las formas correctas de realizarlos: cómo incorporar los materiales, qué área muscular debe activarse y cuáles son los tiempos recomendados de cada ejercicio o serie para esa persona.
Al seguir de cerca estas
instrucciones, quienes inician un entrenamiento físico no solo previenen
lesiones y se aseguran una ejercitación saludable, sino que crean buenos
hábitos en sus movimientos, lo que impactará enormemente en los progresos de
entrenamiento a largo plazo.
En deportistas profesionales o personas que realizan mucha actividad física, el entrenamiento personal presenta igualmente grandes beneficios.
Aquí los entrenadores personales pueden tener una especialización o no en el tipo de deporte o ejercicio que practica la persona.
No obstante, en todos los casos ofrecerán mayor cantidad de información, que permita tanto perfeccionar la técnica de entrenamiento como evitar posibles lesiones, ya que en estas personas pueden ser más complejas y con mayores repercusiones que en una persona que se está iniciando en el entrenamiento.
Puede afirmarse, por lo tanto, que el coaching deportivo y el entrenamiento personal son dos métodos que acercan y facilitan la relación entre las personas y el ejercicio físico.
Mientras que el coaching deportivo se centra principalmente en lo emocional, en lidiar con frustraciones y en superar resistencias, el entrenamiento personal apunta al conocimiento técnico sobre la actividad física, al aprendizaje sobre las posiciones, tiempos y métodos adecuados de entrenamiento.
Muchas veces, contar o no con la ayuda de estos profesionales puede implicar que alguien abandone o continúe con su actividad física.
Por ello, cada vez más gimnasios, centros de salud, centros de fitness o similares incorporan personal capacitado en estas disciplinas.
En ocasiones, una misma persona puede tener formación en coaching deportivo y entrenamiento personal.
En otras se pueden contratar diferentes profesionales con distintas especializaciones o el centro deportivo puede capacitar a su personal en plantilla, ya que se ofrecen gran cantidad de cursos y formaciones varias, tanto de coaching deportivo como de entrenamiento personal.
De este modo, los socios tendrán la posibilidad de contratar estos servicios a través del centro deportivo, realizar consultas y garantizar la supervisión de sus entrenamientos.
Esto puede cotizarse de forma separada a la cuota general o incluirse en determinados paquetes u ofertas que ofrezca el local.
Cualquiera que sea la opción escogida, la inclusión de profesionales con conocimientos en estas áreas no solo implicará mayores ganancias para el gimnasio o el centro deportivo, sino que la ampliación en variedad y calidad de los servicios ofrecidos mejorará sustancialmente la imagen del negocio.
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